LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y SU APORTE RENOVADOR[1] **
Muchos de nosotros -algunos sin ser católicos- hemos podido captar una cierta identidad con la Teología de la Liberación. Desde la publicación del libro en el año de 1971 hasta la actualidad se han traducido en varios idiomas, pero no es lo relevante, sino que esta forma de realizar la Teología ha calado muy a fondo de las ideologías de izquierda e inclusive se podría mencionar dentro de la derecha moderada en el compromiso con los más necesitados.
La Teología de la Liberación parte del oprimido quien es desprotegido de toda justicia y que necesita a la luz del evangelio el amor y el cariño de todos los hombres. Esta liberación humana es “económica, social y política. Pero está, además, en juego una visión mucho más integral y honda de la existencia y la de su devenir histórico”[2], es por ello, que no solo la voluntad divina se debe manifestar, sino también la voluntad del hombre para que en asuntos políticos pueda lograr una verdadera justicia social, basada en mejorar las condiciones de vida de los pobres y en respetar los derechos de quienes son marginados por el sistema. Pero las interrogantes de la Teología de la Liberación en cuanto a su contexto podríamos mencionar ¿Cuándo comenzó a redactarse la Teología de la Liberación? ¿Cuáles fueron sus reflexiones en sus inicios?
Para muchos la Teología de la Liberación es una desvirtuación de la fe y una reflexión tenue de una verdadera teología[3], pero también hay quienes manifiestan que la Teología de la Liberación es una reflexión de la realidad acerca de la pobreza. Lo que vamos a trabajar en este artículo es el segundo punto.
La Teología de la Liberación es la reflexión que realizó el P. Gustavo Gutiérrez Merino en la década de 1960, permitiéndole realizar una serie de cuestiones de la magnitud de la pobreza a nivel mundial, pero de manera especial en Latinoamérica. En su redacción, la nueva forma de hacer Teología no comienza en Lima ni a sus alrededores, sino en una de las ponencias presentadas en la ciudad de Chimbote[4] por el P. Gutiérrez. La ponencia se realizó en julio de 1968 cuando ONIS(Oficina Nacional de Información Social) organizó un encuentro para desarrollar la temática sobre la realidad del marginado, analizando los horizontes o planteamientos para tener una “revolución” dentro y fuera de la Iglesia para promover una verdadera justicia social. Los planteamientos presentados por el P. Gutiérrez permitieron ahondar en la reflexión teológica que se venía dando en Latinoamérica. No tardó mucho en ser aceptada y publicada tal ponencia en Montevideo con el título “Hacia una Teología de la Liberación” y en Suiza con el título de “Notes on Theology of Liberation”. Luego en el año de 1971 en la ciudad de Bogotá el P. Gutiérrez presentará una ponencia titulada “Hacia una Teología de la Liberación” y por último será publicada por el CEP en 1971 titulada Teología de la Liberación, Perspectivas. En este mismo año, en mayo, Hugo Assmann publicaba en Montevideo el libro Opresión-Liberación: Desafío de los cristianos y, en julio del mismo año Leonardo Boff[5] publicaba Jesucristo liberador[6].
El surgimiento de la Teología de la Liberación es en gran medida al acercamiento de la realidad misma del pueblo Latinoamericano que se encontraba envuelto en la deplorable situación de miseria. La Teología de la Liberación es el punto de quiebre de la Iglesia “reformada”en Latinoamérica y su reflexión no es estrictamente oriunda, por lo que ya se venían dando reflexiones teológicas en las universidades de Europa y América del Norte.
La Teología de la Liberación en el Perú tuvo una doble entrada: laical y sacerdotal. Por lo laico se debe por el golpe de estado militar del 3 octubre de 1968, que tomó el proceso “revolucionario” que se encontraba dentro de sus planteamientos; mientras, que por el sacerdotal el cierto apoyo por la jerarquía fue tolerante para que la Teología de la Liberación se mantuviera dentro de la ortodoxia.
El cambio propiciado por el Gobierno Revolucionario Militar, permitió que la Iglesia fuera convencida del verdadero rol evangelizador con la población. Podríamos decir, el Gobierno Revolucionario Militar legitimó los cambios que se venían dando en las distintas reflexiones académicas-teológicas. La legalidad de un gobierno parte de la población quien se identifica con ella; además, la población peruana en su mayoría es católica, por ello la legalidad del Gobierno Revolucionario Militar es anexada, es decir, la Iglesia al tener en su mayor parte a la población, permitió legitimar al gobierno cuando “los militares invitaron a la Iglesia a participar directamente en la formulación y la implementación de muchas reformas”[7].
Una de las reflexiones académicas-teológicas pertenece al Cardenal Juan Landázuri Ricketts que en su discurso para el otorgamiento del Grado Doctor Honoris Causa del 5 de junio de 1966 en la Universidad de Notre Dame manifestó que “la Iglesia es tanto sujeta como objeto de cambio. En un mundo que reside lo permanente y lo estático, la Iglesia se encuentra como en su ambiente”[8], es decir, que la Iglesia no se mantiene en lo estático o tradicional, sino que debía desempeñar el aggiornamento pronunciado por el Papa Juan XXIII. De esta manera la Iglesia debe renovarse y no mantenerse en su eje ya que “estamos vitalmente conscientes de la revolución social que está en progreso. Nos identificamos con ella. Y estamos tratando, a través de nuestras jerarquías nacionales y el CELAM, de activar la comunidad cristiana en todos los niveles. Estamos examinando y revelando nuestras actitudes sociales y orientándolas hacia la visión del Concilio Vaticano II, particularmente a la revelada en la constitución sobre la Iglesia y el mundo”[9]. Debemos tener en cuenta que los términos de progreso y revolución en la década de 1960 estaban en boga, pero no debe entenderse como ruptura o quiebre, ya que dentro de la Iglesia tiene un significado diferente.
Las declaraciones de Landázuri se pronunciaron cuando tuvo el título de primado de la Iglesia en el Perú. La identificación de la jerarquía, en cierta medida, permitió que en el mundo académico-teológico peruano se viesen reforzadas por quienes habían realizado estudios en Europa, destacando la figura de Gustavo Gutiérrez y también de los hermanos Jorge y Carlos Álvarez Calderón[10].
La Teología de la Liberación llegó a su apogeo antes de 1972. En este año será nombrado Mons. López Trujillo como secretario general del CELAM. Esta reunión fue llevada en Sucre con motivo de la XVI reunión ordinaria del CELAM. Mons. Trujillo trató de cierta manera callar las voces de los teólogos de la liberación, ya que tenía una visión conservadora de la Iglesia siendo de esta manera su poca preocupación por el análisis social. Su presencia en el CELAM tuvo como resultado una disminución de la influencia de la Teología de la Liberación[11].
En el caso peruano hubo dos movimientos que tenían una marcada tendencia con la Teología de la Liberación, uno sacerdotal y otro laical, el primero era el Movimiento Sacerdotal ONIS y el segundo es el Movimiento Laico Fe y Acción Solidaria respectivamente.
En cuanto a ONIS[12], en sus inicios fue constituido por un grupo de sacerdotes y laicos quienes analizaron la situación de la realidad del país. La reunión fue llevada en Cieneguilla en marzo de 1968. La figura destacable en sus inicios es la del jesuita Romeo Luna Victoria que trató de cierta manera rehacer la Democracia Cristiana[13]. Será en la segunda reunión de julio de 1968 cuando ONIS toma el nombre de Movimiento Sacerdotal, ya que antes era como una oficina de un sector del clero, encargada de analizar la situación social del país. En sus inicios ONIS tuvo una participación destacada dentro del clero, pero más adelante sus posturas serán más radicales, siendo “el análisis fundamental que el grupo adoptó fue la lucha de clases y la línea teológica que orientaba las discusiones era la Teología de la Liberación”[14]. Los diversos pronunciamientos que tuvo ONIS fueron sobre la reforma agraria, la reforma educativa, propiedad privada y nueva sociedad, declaración sobre el sismo en Huaraz, pronunciamientos, y apoyo a diversas huelgas, permitió que “para muchos peruanos ordinarios, ONIS parecía ser la voz de la nueva Iglesia progresista”[15]. En relación con el Gobierno Revolucionario Militar de Velasco “el grupo de sacerdotes de la Teología de la Liberación optaron por apoyar o criticar las reformas desde fuera del poder”[16]
ONIS representaba al clero que trabajaba en las parroquias marginales, a pesar de su carácter elitista su entrega hacia el prójimo, en especial a los más pobres les permitió ser una pequeña luz para quienes se encontraban en las más injustas situaciones de pobreza. En cuanto a sus integrantes la mayoría eran extranjeros y a pesar de que muchos de ellos no sabían hablar bien el idioma español eran personas muy entregadas al servicio de los pobres[17]. Su carácter elitista de ONIS fue para el servicio del sector popular. Esto les permitió que muchos de ellos trabajaran en zonas rurales donde primero se debían curar sus heridas[18] para luego dedicarse al lado espiritual de la persona, ya que “Jesucristo no solo se ocupó por las almas, sino por el cuerpo de las personas, es una cosa que no se destaca mucho en el evangelio es que Jesucristo en su vida pública la pasó curando a la gente de sus enfermedades físicas para llegar a sus enfermedades espirituales”[19]. Los pronunciamientos de ONIS muchas veces no llegaban al sector popular y su discurso era tedioso para –los pobres- quienes no tenían conocimiento sobre la doctrina social de la Iglesia que le permitiese ahondar y reflexionar sus textos.
En cuanto a Fe y Acción Solidaria era un movimiento laico que seguía la línea de ONIS que emitieron diversos comunicados para denunciar las injusticias sociales y ciertas demandas populares. “El Movimiento Fe y Acción Solidaria, que reúne a grupos cristianos de campesinos, obreros, profesionales y sacerdotes convencidos de que la fe en Cristo no puede vivirse alejada del esfuerzo de liberación de las clases populares y encuentra en ese compromiso el cumplimiento de las exigencias de fraternidad, amor y justicia”[20].
En la tercera reunión del CELAM –llevada en la ciudad de Puebla de los Ángeles(México)- se separó a los teólogos de la liberación de dicha reunión, sin embargo, estos se encontraban a los alrededores donde se presidían las reuniones; además, algunos teólogos de la liberación asesoraban de cierta manera a los Obispos quienes se encontraban en dichas reuniones. La exclusión de los teólogos de la liberación no permitió la ruptura con la segunda reunión del CELAM: Medellín(Colombia). De esta manera la Teología de la Liberación aún se mantenía vigente. Poco a poco el clero conservador mantenía puestos estratégicos, permitiendo que fuese revisada la Teología de la Liberación. En la década de 1980, el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) ordena que se investigue y debata sobre la Teología de la Liberación. En el Perú se llevó a cabo una reunión de sacerdotes peruanos para que analizaran los postulados de la Teología de la Liberación, pero sus conclusiones fueron positivas. Entonces se realizó una en Roma, teniendo un fallo negativo. De esta manera se publica una primera instrucción: Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación[21], más adelante, se va a publicar una segunda instrucción: Instrucción sobre libertad cristiana y liberación[22].
Para algunos la visita del Papa Juan Pablo II al Perú y a América fue principalmente para tratar de conciliar a los sacerdotes progresistas y conservadores, pero es totalmente erróneo; el Papa vino a hacer una visita apostólica a toda América. Su visita al Perú fue en dos oportunidades: 1985 y 1988. La segunda visita fue para el Congreso Eucarístico Mariano Bolivariano.
En cuanto a la visita al Perú del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, fue gracias a la invitación de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Debido al fuerte respaldo que tuvo Ratzinger se le otorgó el Grado de Doctor Honoris Causa. La invitación a esta ceremonia fue el 19 de julio de 1986[23]. En dicha conferencia Ratzinger tocó tres puntos: La cuestión del concepto fundamental de libertad, el aporte bíblico y la semejanza a Dios, y libertad. De esta manera trata de censurar a la Teología de la Liberación y a diversos sacerdotes del clero progresista. La postura tomada por sacerdotes conservadores, especialmente el grupo Sodalitium, además, grupos laicales diversos, hizo que el verdadero significado de la Teología de la Liberación fuera mal interpretada y tomada como asuntos personales, más que la apertura por el diálogo y la tolerancia. En cuanto a Gustavo Gutiérrez hubo diálogo con la jerarquía[24].
La cuarta reunión del CELAM, Santo Domingo, no va a tener un marcado análisis social, sino pastoral. El análisis principal de dicha reunión fue los 500 años de evangelización. La Iglesia en Latinoamérica durante el proceso de “evangelización” llevada por los españoles no fue del todo buena, ya que la ambición por las riquezas de estas tierras permitió el abuso contra la población indígena. Pero la evangelización en América Latina no fue negativa, ya que hubo excepciones como el aporte de los Jesuitas del Paraguay y los debates del dominico Bartolomé de las Casas por mejorar la situación de injusticias que se cometían contra los naturales de estas tierras americanas. Viendo esta situación, el tema central de la Conferencia del CELAM en Santo Domingo fue la de una “Nueva Evangelización”, con ello se trató de cierta manera sacar a la Teología de la Liberación. La Teología de la Liberación trató de ser silenciada, pero el aporte de su compromiso con los más pobres quedo marcada en todos los ámbitos.
La Teología de la Liberación no ha caído en el olvido, más bien se encuentra soterrada por quienes tratan hacer prejuicios a una reflexión basada en la pobreza. Muchos teólogos manifiestan que con la caída del muro del Berlín en 1989 cae el sistema comunista, de esta manera por inercia la Teología de la Liberación se vería incluida. Lo cierto es que la Teología de la Liberación no corresponde a la ideología marxista, comunista o socialista, sino a la visión cristiana que tiene como centro al pobre como criatura de Dios[25]. Actualmente el margen entre pobres y ricos se va ampliando indefinidamente, y, el documento que permitía una Iglesia más comprometida con el factor social, político y económico es la de Medellín. Jon Sobrino, destacado teólogo jesuita, manifiesta que “la razón más importante, sin embargo, para volver a Medellín no es sólo formal, sino material: Nuestra Iglesia y nuestro mundo, por ser un mundo de pobres necesita imperiosamente de la iglesia de los pobres que surgió en Medellín”[26]
En conclusión la Teología de la Liberación permitió de cierta manera abrir los ojos de un verdadero compromiso social[27] y justicia social. Las estructuras sociales existentes en América eran negativas en el sector pobre de la población. Un nuevo despertar dentro de la Iglesia, en especial los progresistas, permitieron que la Teología de la Liberación tenga un gran avance social. El acceso a la reflexión de la Teología de la Liberación se dio en los centros pastorales, especialmente en los pueblos jóvenes o barriadas. El respaldo para la reflexión de la situación de los pobres los dio el Concilio Vaticano II y Medellín, quienes permitieron la maduración de la reflexión de varios teólogos Latinoamericanos, especialmente Gutiérrez, Leonardo Boff, Juan Luis Segundo y otros destacados.
La Teología de la Liberación será tratada de manera indiferente por quienes no quieren asumir un compromiso con la sociedad, pero su fuerza seguirá presente ya que mientras exista pobreza, existirán reflexiones académicas-teológicas para que las injusticias sociales sean suprimidas.
** ARTÍCULO PUBLICADO EN HISTORIA TOTAL. AÑO 1 Nº 1 2004
Autor: Juan Ramírez Aguilar
Institución: Universidad Nacional Mayor de san Marcos
Teléfono: 92277427
[1] De manera especial agradezco al apoyo y las constantes sugerencias de Jeffrey Klaiber SJ y Armando Nieto Vélez SJ, sacerdotes de la Compañía de Jesús, para la realización de este escrito.
[2] Gutiérrez, Gustavo. Teología de la Liberación. Pág. 44
[3] Ver el Libro de Michael Novack. ¿Será liberadora? Interrogantes acerca de la Teología de la Liberación.
[4] En esta ciudad Arguedas va a escribir su obra “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo”, además, leyó los textos que Gutiérrez hizo en la conferencia. Cfr. NUGENT, Guillermo. “La Construcción de la Vida en el Perú como Identidad Histórica Moderna”. En Serie Movimientos Sociales. Inst. Bartolomé de las Casas. Enero 1987. Pág. 30.
[5] Leonardo Boff dejará de ejercer el sacerdocio por las constantes presiones que recibía de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
[6] Ver el libro de Leonardo Boff y Clovis Boff. Cómo hacer Teología de la Liberación
[7] Klaiber SJ, Jeffrey . La Iglesia en el Perú. Pág. 397
[8] Signos de Renovación. Pág. 79
[9] Ibíd. Pág. 80
[10] Carlos Álvarez Calderón luego se va alejar del sacerdocio para dedicarse a otras actividades. Jorge Álvarez Calderón sigue desempeñando su labor sacerdotal en la parroquia San Marcos que se ubica en el distrito de San Juan de Lurigancho
[11] Ver el libro de Enrique Dussel: Iglesia y Estado en América Latina, y, Historia de la Iglesia en América Latina
[12] Un libro que trata de manera crítica al sector progresista de la Iglesia en el Perú es Luis Pásara. Radicalización y Conflicto en la Iglesia Peruana. Un libro que mantiene cierta identidad de cambio de la Iglesia es el de Catalina Romero. Iglesia en el Perú, Compromiso y Renovación.
[13] Entrevista con Jorge Álvarez Calderón.27-9-2003
[14] Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 400
[15] Loc. Cit.
[16] Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 426
[17] Entrevista con Jorge Álvarez Calderón.27-9-2003
[18] Las heridas son la falta de servicios, el hambre, la explotación en sus centros de labores, etc. De esto era ONIS quien se encargaba.
[19] Entrevista con Ricardo Morales Basadre SJ. 7-7-2002 El P. Morales no tuvo participación alguna en ONIS, ya que la Compañía de Jesús lo envió al campo educativo, siendo un destacado personaje del clero dentro de la Reforma Educativa.
[20] Signos de Liberación. Pág. 252.
[21] La Instrucción fue publicada el 6 de agosto de 1984. Ver también la reflexión hecha el mismo año por Gustavo Gutiérrez , donde se destaca la labor de la Teología de la Liberación y el enfoque de las Ciencias Sociales en la revista Páginas. Vol. IX. N° 63-64.
[22] La Instrucción fue publicada el 22 de marzo de 1986.
[23] Ver Ratzinger, Joseph. Iglesia Comunicadora de Vida.
[24] Ver Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 454
[25] Ver el libro publicado por el CEP y el IBC donde se encuentran las ponencias del coloquio realizado por la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo en el año de 1999 que lleva por título Teología de la Liberación. Cruce de miradas. Las ponencias tratan acerca de la Teología de la Liberación y su compromiso renovador y cual es su situación actual dentro de la teología y la realidad misma. Ver también el libro realizado por la Cambridge University a cargo de Christopher Rowland. Teología de la Liberación.
[26] Centro de Estudios y Publicaciones. Teología de la Liberación. Cruce de miradas. Pág. 217. Ver también Jon Sobrino. Vigencia de la Teología de la Liberación.
[27] Ver el libro realizado por el Departamento de Acción Social del CELAM cuyo presidente fue el jesuita Luis Bambarén Gastelumendi, cuyo título del libro es Fe Cristiana y Compromiso Social.
Muchos de nosotros -algunos sin ser católicos- hemos podido captar una cierta identidad con la Teología de la Liberación. Desde la publicación del libro en el año de 1971 hasta la actualidad se han traducido en varios idiomas, pero no es lo relevante, sino que esta forma de realizar la Teología ha calado muy a fondo de las ideologías de izquierda e inclusive se podría mencionar dentro de la derecha moderada en el compromiso con los más necesitados.
La Teología de la Liberación parte del oprimido quien es desprotegido de toda justicia y que necesita a la luz del evangelio el amor y el cariño de todos los hombres. Esta liberación humana es “económica, social y política. Pero está, además, en juego una visión mucho más integral y honda de la existencia y la de su devenir histórico”[2], es por ello, que no solo la voluntad divina se debe manifestar, sino también la voluntad del hombre para que en asuntos políticos pueda lograr una verdadera justicia social, basada en mejorar las condiciones de vida de los pobres y en respetar los derechos de quienes son marginados por el sistema. Pero las interrogantes de la Teología de la Liberación en cuanto a su contexto podríamos mencionar ¿Cuándo comenzó a redactarse la Teología de la Liberación? ¿Cuáles fueron sus reflexiones en sus inicios?
Para muchos la Teología de la Liberación es una desvirtuación de la fe y una reflexión tenue de una verdadera teología[3], pero también hay quienes manifiestan que la Teología de la Liberación es una reflexión de la realidad acerca de la pobreza. Lo que vamos a trabajar en este artículo es el segundo punto.
La Teología de la Liberación es la reflexión que realizó el P. Gustavo Gutiérrez Merino en la década de 1960, permitiéndole realizar una serie de cuestiones de la magnitud de la pobreza a nivel mundial, pero de manera especial en Latinoamérica. En su redacción, la nueva forma de hacer Teología no comienza en Lima ni a sus alrededores, sino en una de las ponencias presentadas en la ciudad de Chimbote[4] por el P. Gutiérrez. La ponencia se realizó en julio de 1968 cuando ONIS(Oficina Nacional de Información Social) organizó un encuentro para desarrollar la temática sobre la realidad del marginado, analizando los horizontes o planteamientos para tener una “revolución” dentro y fuera de la Iglesia para promover una verdadera justicia social. Los planteamientos presentados por el P. Gutiérrez permitieron ahondar en la reflexión teológica que se venía dando en Latinoamérica. No tardó mucho en ser aceptada y publicada tal ponencia en Montevideo con el título “Hacia una Teología de la Liberación” y en Suiza con el título de “Notes on Theology of Liberation”. Luego en el año de 1971 en la ciudad de Bogotá el P. Gutiérrez presentará una ponencia titulada “Hacia una Teología de la Liberación” y por último será publicada por el CEP en 1971 titulada Teología de la Liberación, Perspectivas. En este mismo año, en mayo, Hugo Assmann publicaba en Montevideo el libro Opresión-Liberación: Desafío de los cristianos y, en julio del mismo año Leonardo Boff[5] publicaba Jesucristo liberador[6].
El surgimiento de la Teología de la Liberación es en gran medida al acercamiento de la realidad misma del pueblo Latinoamericano que se encontraba envuelto en la deplorable situación de miseria. La Teología de la Liberación es el punto de quiebre de la Iglesia “reformada”en Latinoamérica y su reflexión no es estrictamente oriunda, por lo que ya se venían dando reflexiones teológicas en las universidades de Europa y América del Norte.
La Teología de la Liberación en el Perú tuvo una doble entrada: laical y sacerdotal. Por lo laico se debe por el golpe de estado militar del 3 octubre de 1968, que tomó el proceso “revolucionario” que se encontraba dentro de sus planteamientos; mientras, que por el sacerdotal el cierto apoyo por la jerarquía fue tolerante para que la Teología de la Liberación se mantuviera dentro de la ortodoxia.
El cambio propiciado por el Gobierno Revolucionario Militar, permitió que la Iglesia fuera convencida del verdadero rol evangelizador con la población. Podríamos decir, el Gobierno Revolucionario Militar legitimó los cambios que se venían dando en las distintas reflexiones académicas-teológicas. La legalidad de un gobierno parte de la población quien se identifica con ella; además, la población peruana en su mayoría es católica, por ello la legalidad del Gobierno Revolucionario Militar es anexada, es decir, la Iglesia al tener en su mayor parte a la población, permitió legitimar al gobierno cuando “los militares invitaron a la Iglesia a participar directamente en la formulación y la implementación de muchas reformas”[7].
Una de las reflexiones académicas-teológicas pertenece al Cardenal Juan Landázuri Ricketts que en su discurso para el otorgamiento del Grado Doctor Honoris Causa del 5 de junio de 1966 en la Universidad de Notre Dame manifestó que “la Iglesia es tanto sujeta como objeto de cambio. En un mundo que reside lo permanente y lo estático, la Iglesia se encuentra como en su ambiente”[8], es decir, que la Iglesia no se mantiene en lo estático o tradicional, sino que debía desempeñar el aggiornamento pronunciado por el Papa Juan XXIII. De esta manera la Iglesia debe renovarse y no mantenerse en su eje ya que “estamos vitalmente conscientes de la revolución social que está en progreso. Nos identificamos con ella. Y estamos tratando, a través de nuestras jerarquías nacionales y el CELAM, de activar la comunidad cristiana en todos los niveles. Estamos examinando y revelando nuestras actitudes sociales y orientándolas hacia la visión del Concilio Vaticano II, particularmente a la revelada en la constitución sobre la Iglesia y el mundo”[9]. Debemos tener en cuenta que los términos de progreso y revolución en la década de 1960 estaban en boga, pero no debe entenderse como ruptura o quiebre, ya que dentro de la Iglesia tiene un significado diferente.
Las declaraciones de Landázuri se pronunciaron cuando tuvo el título de primado de la Iglesia en el Perú. La identificación de la jerarquía, en cierta medida, permitió que en el mundo académico-teológico peruano se viesen reforzadas por quienes habían realizado estudios en Europa, destacando la figura de Gustavo Gutiérrez y también de los hermanos Jorge y Carlos Álvarez Calderón[10].
La Teología de la Liberación llegó a su apogeo antes de 1972. En este año será nombrado Mons. López Trujillo como secretario general del CELAM. Esta reunión fue llevada en Sucre con motivo de la XVI reunión ordinaria del CELAM. Mons. Trujillo trató de cierta manera callar las voces de los teólogos de la liberación, ya que tenía una visión conservadora de la Iglesia siendo de esta manera su poca preocupación por el análisis social. Su presencia en el CELAM tuvo como resultado una disminución de la influencia de la Teología de la Liberación[11].
En el caso peruano hubo dos movimientos que tenían una marcada tendencia con la Teología de la Liberación, uno sacerdotal y otro laical, el primero era el Movimiento Sacerdotal ONIS y el segundo es el Movimiento Laico Fe y Acción Solidaria respectivamente.
En cuanto a ONIS[12], en sus inicios fue constituido por un grupo de sacerdotes y laicos quienes analizaron la situación de la realidad del país. La reunión fue llevada en Cieneguilla en marzo de 1968. La figura destacable en sus inicios es la del jesuita Romeo Luna Victoria que trató de cierta manera rehacer la Democracia Cristiana[13]. Será en la segunda reunión de julio de 1968 cuando ONIS toma el nombre de Movimiento Sacerdotal, ya que antes era como una oficina de un sector del clero, encargada de analizar la situación social del país. En sus inicios ONIS tuvo una participación destacada dentro del clero, pero más adelante sus posturas serán más radicales, siendo “el análisis fundamental que el grupo adoptó fue la lucha de clases y la línea teológica que orientaba las discusiones era la Teología de la Liberación”[14]. Los diversos pronunciamientos que tuvo ONIS fueron sobre la reforma agraria, la reforma educativa, propiedad privada y nueva sociedad, declaración sobre el sismo en Huaraz, pronunciamientos, y apoyo a diversas huelgas, permitió que “para muchos peruanos ordinarios, ONIS parecía ser la voz de la nueva Iglesia progresista”[15]. En relación con el Gobierno Revolucionario Militar de Velasco “el grupo de sacerdotes de la Teología de la Liberación optaron por apoyar o criticar las reformas desde fuera del poder”[16]
ONIS representaba al clero que trabajaba en las parroquias marginales, a pesar de su carácter elitista su entrega hacia el prójimo, en especial a los más pobres les permitió ser una pequeña luz para quienes se encontraban en las más injustas situaciones de pobreza. En cuanto a sus integrantes la mayoría eran extranjeros y a pesar de que muchos de ellos no sabían hablar bien el idioma español eran personas muy entregadas al servicio de los pobres[17]. Su carácter elitista de ONIS fue para el servicio del sector popular. Esto les permitió que muchos de ellos trabajaran en zonas rurales donde primero se debían curar sus heridas[18] para luego dedicarse al lado espiritual de la persona, ya que “Jesucristo no solo se ocupó por las almas, sino por el cuerpo de las personas, es una cosa que no se destaca mucho en el evangelio es que Jesucristo en su vida pública la pasó curando a la gente de sus enfermedades físicas para llegar a sus enfermedades espirituales”[19]. Los pronunciamientos de ONIS muchas veces no llegaban al sector popular y su discurso era tedioso para –los pobres- quienes no tenían conocimiento sobre la doctrina social de la Iglesia que le permitiese ahondar y reflexionar sus textos.
En cuanto a Fe y Acción Solidaria era un movimiento laico que seguía la línea de ONIS que emitieron diversos comunicados para denunciar las injusticias sociales y ciertas demandas populares. “El Movimiento Fe y Acción Solidaria, que reúne a grupos cristianos de campesinos, obreros, profesionales y sacerdotes convencidos de que la fe en Cristo no puede vivirse alejada del esfuerzo de liberación de las clases populares y encuentra en ese compromiso el cumplimiento de las exigencias de fraternidad, amor y justicia”[20].
En la tercera reunión del CELAM –llevada en la ciudad de Puebla de los Ángeles(México)- se separó a los teólogos de la liberación de dicha reunión, sin embargo, estos se encontraban a los alrededores donde se presidían las reuniones; además, algunos teólogos de la liberación asesoraban de cierta manera a los Obispos quienes se encontraban en dichas reuniones. La exclusión de los teólogos de la liberación no permitió la ruptura con la segunda reunión del CELAM: Medellín(Colombia). De esta manera la Teología de la Liberación aún se mantenía vigente. Poco a poco el clero conservador mantenía puestos estratégicos, permitiendo que fuese revisada la Teología de la Liberación. En la década de 1980, el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) ordena que se investigue y debata sobre la Teología de la Liberación. En el Perú se llevó a cabo una reunión de sacerdotes peruanos para que analizaran los postulados de la Teología de la Liberación, pero sus conclusiones fueron positivas. Entonces se realizó una en Roma, teniendo un fallo negativo. De esta manera se publica una primera instrucción: Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación[21], más adelante, se va a publicar una segunda instrucción: Instrucción sobre libertad cristiana y liberación[22].
Para algunos la visita del Papa Juan Pablo II al Perú y a América fue principalmente para tratar de conciliar a los sacerdotes progresistas y conservadores, pero es totalmente erróneo; el Papa vino a hacer una visita apostólica a toda América. Su visita al Perú fue en dos oportunidades: 1985 y 1988. La segunda visita fue para el Congreso Eucarístico Mariano Bolivariano.
En cuanto a la visita al Perú del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, fue gracias a la invitación de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Debido al fuerte respaldo que tuvo Ratzinger se le otorgó el Grado de Doctor Honoris Causa. La invitación a esta ceremonia fue el 19 de julio de 1986[23]. En dicha conferencia Ratzinger tocó tres puntos: La cuestión del concepto fundamental de libertad, el aporte bíblico y la semejanza a Dios, y libertad. De esta manera trata de censurar a la Teología de la Liberación y a diversos sacerdotes del clero progresista. La postura tomada por sacerdotes conservadores, especialmente el grupo Sodalitium, además, grupos laicales diversos, hizo que el verdadero significado de la Teología de la Liberación fuera mal interpretada y tomada como asuntos personales, más que la apertura por el diálogo y la tolerancia. En cuanto a Gustavo Gutiérrez hubo diálogo con la jerarquía[24].
La cuarta reunión del CELAM, Santo Domingo, no va a tener un marcado análisis social, sino pastoral. El análisis principal de dicha reunión fue los 500 años de evangelización. La Iglesia en Latinoamérica durante el proceso de “evangelización” llevada por los españoles no fue del todo buena, ya que la ambición por las riquezas de estas tierras permitió el abuso contra la población indígena. Pero la evangelización en América Latina no fue negativa, ya que hubo excepciones como el aporte de los Jesuitas del Paraguay y los debates del dominico Bartolomé de las Casas por mejorar la situación de injusticias que se cometían contra los naturales de estas tierras americanas. Viendo esta situación, el tema central de la Conferencia del CELAM en Santo Domingo fue la de una “Nueva Evangelización”, con ello se trató de cierta manera sacar a la Teología de la Liberación. La Teología de la Liberación trató de ser silenciada, pero el aporte de su compromiso con los más pobres quedo marcada en todos los ámbitos.
La Teología de la Liberación no ha caído en el olvido, más bien se encuentra soterrada por quienes tratan hacer prejuicios a una reflexión basada en la pobreza. Muchos teólogos manifiestan que con la caída del muro del Berlín en 1989 cae el sistema comunista, de esta manera por inercia la Teología de la Liberación se vería incluida. Lo cierto es que la Teología de la Liberación no corresponde a la ideología marxista, comunista o socialista, sino a la visión cristiana que tiene como centro al pobre como criatura de Dios[25]. Actualmente el margen entre pobres y ricos se va ampliando indefinidamente, y, el documento que permitía una Iglesia más comprometida con el factor social, político y económico es la de Medellín. Jon Sobrino, destacado teólogo jesuita, manifiesta que “la razón más importante, sin embargo, para volver a Medellín no es sólo formal, sino material: Nuestra Iglesia y nuestro mundo, por ser un mundo de pobres necesita imperiosamente de la iglesia de los pobres que surgió en Medellín”[26]
En conclusión la Teología de la Liberación permitió de cierta manera abrir los ojos de un verdadero compromiso social[27] y justicia social. Las estructuras sociales existentes en América eran negativas en el sector pobre de la población. Un nuevo despertar dentro de la Iglesia, en especial los progresistas, permitieron que la Teología de la Liberación tenga un gran avance social. El acceso a la reflexión de la Teología de la Liberación se dio en los centros pastorales, especialmente en los pueblos jóvenes o barriadas. El respaldo para la reflexión de la situación de los pobres los dio el Concilio Vaticano II y Medellín, quienes permitieron la maduración de la reflexión de varios teólogos Latinoamericanos, especialmente Gutiérrez, Leonardo Boff, Juan Luis Segundo y otros destacados.
La Teología de la Liberación será tratada de manera indiferente por quienes no quieren asumir un compromiso con la sociedad, pero su fuerza seguirá presente ya que mientras exista pobreza, existirán reflexiones académicas-teológicas para que las injusticias sociales sean suprimidas.
** ARTÍCULO PUBLICADO EN HISTORIA TOTAL. AÑO 1 Nº 1 2004
Autor: Juan Ramírez Aguilar
Institución: Universidad Nacional Mayor de san Marcos
Teléfono: 92277427
[1] De manera especial agradezco al apoyo y las constantes sugerencias de Jeffrey Klaiber SJ y Armando Nieto Vélez SJ, sacerdotes de la Compañía de Jesús, para la realización de este escrito.
[2] Gutiérrez, Gustavo. Teología de la Liberación. Pág. 44
[3] Ver el Libro de Michael Novack. ¿Será liberadora? Interrogantes acerca de la Teología de la Liberación.
[4] En esta ciudad Arguedas va a escribir su obra “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo”, además, leyó los textos que Gutiérrez hizo en la conferencia. Cfr. NUGENT, Guillermo. “La Construcción de la Vida en el Perú como Identidad Histórica Moderna”. En Serie Movimientos Sociales. Inst. Bartolomé de las Casas. Enero 1987. Pág. 30.
[5] Leonardo Boff dejará de ejercer el sacerdocio por las constantes presiones que recibía de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
[6] Ver el libro de Leonardo Boff y Clovis Boff. Cómo hacer Teología de la Liberación
[7] Klaiber SJ, Jeffrey . La Iglesia en el Perú. Pág. 397
[8] Signos de Renovación. Pág. 79
[9] Ibíd. Pág. 80
[10] Carlos Álvarez Calderón luego se va alejar del sacerdocio para dedicarse a otras actividades. Jorge Álvarez Calderón sigue desempeñando su labor sacerdotal en la parroquia San Marcos que se ubica en el distrito de San Juan de Lurigancho
[11] Ver el libro de Enrique Dussel: Iglesia y Estado en América Latina, y, Historia de la Iglesia en América Latina
[12] Un libro que trata de manera crítica al sector progresista de la Iglesia en el Perú es Luis Pásara. Radicalización y Conflicto en la Iglesia Peruana. Un libro que mantiene cierta identidad de cambio de la Iglesia es el de Catalina Romero. Iglesia en el Perú, Compromiso y Renovación.
[13] Entrevista con Jorge Álvarez Calderón.27-9-2003
[14] Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 400
[15] Loc. Cit.
[16] Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 426
[17] Entrevista con Jorge Álvarez Calderón.27-9-2003
[18] Las heridas son la falta de servicios, el hambre, la explotación en sus centros de labores, etc. De esto era ONIS quien se encargaba.
[19] Entrevista con Ricardo Morales Basadre SJ. 7-7-2002 El P. Morales no tuvo participación alguna en ONIS, ya que la Compañía de Jesús lo envió al campo educativo, siendo un destacado personaje del clero dentro de la Reforma Educativa.
[20] Signos de Liberación. Pág. 252.
[21] La Instrucción fue publicada el 6 de agosto de 1984. Ver también la reflexión hecha el mismo año por Gustavo Gutiérrez , donde se destaca la labor de la Teología de la Liberación y el enfoque de las Ciencias Sociales en la revista Páginas. Vol. IX. N° 63-64.
[22] La Instrucción fue publicada el 22 de marzo de 1986.
[23] Ver Ratzinger, Joseph. Iglesia Comunicadora de Vida.
[24] Ver Klaiber SJ, Jeffrey. Op. Cit. Pág. 454
[25] Ver el libro publicado por el CEP y el IBC donde se encuentran las ponencias del coloquio realizado por la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo en el año de 1999 que lleva por título Teología de la Liberación. Cruce de miradas. Las ponencias tratan acerca de la Teología de la Liberación y su compromiso renovador y cual es su situación actual dentro de la teología y la realidad misma. Ver también el libro realizado por la Cambridge University a cargo de Christopher Rowland. Teología de la Liberación.
[26] Centro de Estudios y Publicaciones. Teología de la Liberación. Cruce de miradas. Pág. 217. Ver también Jon Sobrino. Vigencia de la Teología de la Liberación.
[27] Ver el libro realizado por el Departamento de Acción Social del CELAM cuyo presidente fue el jesuita Luis Bambarén Gastelumendi, cuyo título del libro es Fe Cristiana y Compromiso Social.
BIBLIOGRAFÍA
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1985 Cómo Hacer Teología de la Liberación. Madrid: Paulinas.
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1986 Iglesia Comunicadora de Vida. Conferencias y homilías pronunciadas en su visita al Perú.
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Entrevista a Ricardo Morales Basadre SJ. 15-7-2002
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